sábado, 17 de septiembre de 2011

Un poema... - Edith Cardoso

En momentos en los que estamos solos, en los que nos sentímos solos, nosotros y nuestros recuerdos, problemas, sentimientos... lagrimas... lo mejor y más inteligénte resulta desahogarnos con el papel. Desquitarnos al derramar sangre negra sobre hojas blancas, para arrebatarles la inocencia y convertirlas en fríos espejos de nuestro sentir... Este poema lo escribió hace unas semanas mi hermana, y estoy muy complacido de que me haya permitido publicarlo aquí, aunque sea para mis poco lectores. Un gran abrazo para ella, aunque estemos muy distantes el uno del otro en estos momentos.


Al llegar los problemas,
Aquellos que son ajenos,
Y que te involucras en ellos,
¿Es por obra del Dios Supremo?...

Tu fuerza se doblega
Tu espíritu decae
La mentira es descubierta
Convirtiéndose en una mentira que recorre tus venas,
Llevando veneno.

Las lágrimas que has callado
Gritan ¡Existo!
Al emanar de tus ojos,
Los gritos que has suprimido
Te dicen ¡Basta! Quiero salir,
Desgarrándote la garganta

¿Por qué no se?
¿Por qué no comprendo?
¿Cuál es la causa?
La estúpida pubertad
¿O la estúpida soy yo?

Detesto la primera,
Distorsiona mis ideas,
Mi comportamiento se torna ajeno

Cambiándome hasta dejarme irreconocible
Y yo solo puedo sentarme,
Sentarme frente al espejo
Sabiendo que a quien veo no soy yo

¿Quién le dio permiso de editarme?
Si no quiero ser madre
Entonces ¡Deja de cambiarme!
Si la primera es trivial,

Lo único que me resta pensar,
Es ¿Por qué me hacen callar?
Inculta no soy ya

Comprendo perfectamente lo que me ocultan.
Sin embargo ellos se mofan de mi
Y entre carcajadas sonoras se llega a oír:

¿Para qué hacerle caso?
Solo tiene 14 años.

Edith Cardoso, Pt Vallarta, Jalisco, 2011